Jengibre

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El jengibre (Zingiber officinale) es una planta herbácea perenne de las Zingiberaceae (la misma familia del cardamomo) originaria del Lejano Oriente, que puede alcanzar una altura de 1,5 m. Originaria de la India, es ampliamente cultivada en las regiones tropicales y subtropicales. La raíz (rizoma) es carnosa y densamente ramificada, de la que se ramifican largos tallos estériles y huecos, formados por hojas lanceoladas envainadoras, y escapos fértiles cortos, con flores de color amarillo verdoso con manchas violáceas, cuya inflorescencia tiene el aspecto de una espiga. . El rizoma se extrae después de la floración, cuando la planta se vuelve amarilla.

Es una raíz muy apreciada sobre todo por sus propiedades digestivas y antináuseas, pero también por su capacidad de favorecer la cicatrización en caso de resfriados y gripes. El jengibre también es una especia particularmente utilizada en la medicina herbal. El extracto de jengibre también tiene propiedades antiinflamatorias y antisépticas y, por lo tanto, es uno de los remedios naturales útiles para mantener alejados los gérmenes y las bacterias. Otra propiedad interesante es la que incluye la esfera psicológica y emocional. De hecho, su aroma es un tónico para el estado de ánimo, por lo que predispone al optimismo y la claridad mental.

De esta raíz se obtiene el aceite esencial de jengibre, muy apreciado y utilizado en cosmética para la elaboración de productos para el rostro, el cuerpo y el cabello, gracias a sus numerosas propiedades. Las virtudes antioxidantes del jengibre residen en su contenido en vitamina E, que protege la piel de la acción de los radicales libres, principales causantes del envejecimiento cutáneo. Realiza así una acción natural antiedad perfecta para las pieles maduras. Es delicado para el rostro y ayuda a eliminar todas las impurezas de la piel, ayuda a destapar los poros y tiene una acción revitalizante que ayuda a dar un aspecto más fresco y descansado a la piel.